Helados y delivery en tiempos de Coronavirus

En 2020 estalló la manía del helado: no es que antes no nos gustara, pero gracias al encierro dictado por la pandemia que cerró el mundo entero a cal y canto durante largos e interminables meses, el frío no frenó las ganas de una copa o un cucurucho ni siquiera en invierno, porque, al fin y al cabo, dentro de las cuatro paredes del hogar estábamos calentitos. Basta con decir que, de enero a mayo del año pasado, los pedidos de helados a domicilio aumentaron un 350%: los sábados y domingos fueron los días con más entregas, mientras que la franja horaria posterior a las 21 horas fue la más concurrida.

Auge del delivery de helados

La plataforma especializada en la entrega de comida a domicilio, Deliveroo, registró en 2020 un aumento del 18% de heladerías y laboratorios de helados registrados: superaron el millar en Italia. Los italianos, por tanto, han demostrado que les encanta el helado y que no saben renunciar a él: lo disfrutan como merienda y lo piden como postre después de la cena (de ahí el pico de pedidos de helados online después de las 21 horas).

En tiempos del Coronavirus, los amantes del helado han descubierto una herramienta innovadora, hasta la fecha poco explotada para los dulces, como es el reparto a domicilio, pero también han confirmado su pasión por los sabores más clásicos. Según lo que se desprende de un análisis realizado por Deliveroo, los sabores de helado favoritos para llevar a casa son:

  • pistacho;
  • tracciatella;
  • avellana

En definitiva, las cremas parecen imponerse a los sabores frutales (entre los que la fresa es el más popular).

RivaReno: helado delivery

La entrega de helados a domicilio juega un papel muy importante en el negocio de un laboratorio de helados como el de RivaReno, un papel que se ha acentuado con el Covid-19. Pedir un helado por Internet y recibirlo en casa es un hábito cada vez más extendido: es un sistema cómodo y, en consecuencia, apreciado.

La entrega de helados a domicilio permite interceptar cada vez más clientes, siempre nuevos y, por si fuera poco, saca al helado de una franja horaria y un periodo del año fijos: el consumo de helado se desestacionaliza, se disfruta incluso en invierno frente al sofá bajo una mantita e incluso después de cenar -pero sin el esfuerzo de tener que ponerse unos vaqueros y salir.

Poder recibir un helado en casa no es sólo un mimo, sino también una sensación de normalidad, en un periodo histórico en el que se han trastocado los hábitos: asì es como los italianos se han apasionado al delivery de helados, ya sea en tarrinas, copas, cucuruchos o deliciosos palitos.

Desde los bares hasta las panaderías, son varias las realidades que se han acercado al rentable negocio del reparto a domicilio: el Coronavirus, en definitiva, nos ha obligado y nos obliga a hacer muchos sacrificios, pero no a los helados y a los alimentos que más nos gustan.