Que es lo que hace que un helado sea de calidad

Cuando lo saboreas, es difícil no reconocerlo: un buen helado es capaz de impactar agradablemente en nuestras papilas gustativas. Por otro lado, esto no debería sorprendernos ya que es uno de los postres más queridos de la historia, ya sea en verano o en invierno.

Pero, ¿qué es lo que hace que un helado sea de calidad?

Los factores determinantes son muchos; además del sabor, la temperatura y la consistencia juegan un rol importantísimo.

La temperatura del helado: el justo compromiso para animar el paladar

Ahora lo sabemos; para que un helado sea realmente apreciado, su temperatura no tiene que ser ni muy alta ni muy baja. Las razones son muy sencillas: si el helado se sirviera excesivamente caliente, sus propiedades organolépticas se verían comprometidas y dejaría de ser esa dulzura a la que estamos acostumbrados; por otro lado, un helado demasiado frío tendría un efecto igualmente negativo, ya que la baja temperatura anestesiaría nuestro paladar hasta el punto de no permitirle disfrutar plenamente del sabor. Por este motivo, los maestros heladeros de RivaReno han logrado encontrar el compromiso perfecto, proponiendo una buena calidad con la temperatura adecuada.

La cremosidad del helado: una textura densa y golosa

El helado RivaReno es famoso por tener una cremosidad fuera de lo común. Esta particularidad proviene de una preparación con leche alpina, diferente de cualquier otro tipo de leche debido a su alta concentración de proteínas que la hace mucho más densa y espumosa. La consistencia de las especialidades de RivaReno es particularmente aterciopelada y puede hacer que el sabor más sencillo sea especial y único.

Gustos particulares: una sorpresa para el paladar

Por último y no por ello menos importante, RivaReno puede presumir de producir un excelente helado gracias a su variedad de sabores y a las excepcionales combinaciones que proponemos, ya que es el resultado de la investigación y la inspiración de nuestros maestros heladeros. Un ejemplo es el azafrán con sésamo, una verdadera alquimia de contrastes, que logra captar los sentidos de quienes lo prueban. De la misma forma, entre los diferentes y gustos particulares que se ofrecen, no puedes dejar de sentirse muy impresionado por el sabor del Gran Torino, a base de gianduia oscura y avellanas, que resulta aún más intrigante con una pizca de sal de Trapani.