Diferencias entre cereza negra (amarene), cereza amarga (visciole) y cereza marasca
La cereza negra, la cereza amarga y la cereza marasca se parecen mucho… asì pues ¿dónde está la diferencia? Averigüemos algo más sobre estos tres tipos de fruta.
Que es la cereza amarga
Como no todos han tenido la suerte de comerlas, explicamos qué son las cerezas amargas. Las cerezas amargas son el fruto del «Prunus Cerasus», una variedad de cerezo que se conoce comúnmente como «cerezo ácido». Se trata de drupas rojas que, una vez maduras, tienen un diámetro de 1-1,5 cm. Tienen una pulpa pálida, casi amarilla, y poco adherente al hueso. Su sabor es bastante agrio. La cereza amarga es, en definitiva, un fruto bien distinto tanto de la cereza negra como de la cereza marasca.
¿Son lo mismo la cereza negra y la cereza marasca?
Si te estàs preguntando si la cereza negra y la cereza marasca son lo mismo, la respuesta es «ni». De hecho, más específicamente, la cereza marasca es una variante de la clásica cereza negra que tiene pulpa y jugo de color claro, un sabor ligeramente amargo y acídulo que no la hace especialmente apta para su consumo al natural. La cereza marasca, en cambio, tiene un tonalidad rojiza-negruzna y también es más ácida y amarga que la cereza negra. No hace falta decir que ambas desprenden su gusto cuando se usan para la preparación de dulces y licores, como el excelente marrasquino.
Una pequeña curiosidad para los amantes del vino: la cereza amarga se utiliza en la preparación de su famoso y homónimo vino de la regiòn italiana Marche, una bebida dulce que se sirve como postre al final de la comida y que cuenta con una antigua tradición vinícola.
No solamente un “helado de cereza negra”: ¡he aquì la “Amarenata Croccante” de RivaReno!
Para los que, en cambio, prefieren la cereza negra el laboratorio de helado italiano RivaReno ha pensado en el sabor de “Amarenata Croccante”. Este manjar es mucho más que un helado de cereza negra, puesto que se combina con la flor de nata, con el granillo de avellana caramelizada y con los “amaretti”.
El resultado es un sabor de helado con mucho cuerpo y envolvente, caracterizado por una mezcla de texturas que conquistan el paladar: el crujiente granillo de avellana y los “amaretti” se «endulzan» con la aterciopelada flor de nata. La cereza negra lo envuelve todo dando un toque extra de glotonerìa, al perfecto estilo de RivaReno.